Nació en 1917 en Nueva Jersey. A los 17 años comenzó a estudiar diseño en la Escuela Museo de Arte Industrial de Filadelfia, bajo la tutela del fotógrafo ruso Alexey Brodovitch, director artístico de la prestigiosa revista de moda Harper's Bazaar entre 1938 y 1958. En principio, Penn quiso ser diseñador gráfico, y como tal dio sus primeros pasos en Nueva York. Allí fue director artístico en los grandes almacenes Sacks de la Quinta Avenida. Luego se interesó por la pintura. Intentó perfeccionar su técnica con el pincel durante un viaje a México de un año, en 1942.
Sin embargo, el Irving Penn que transformó la fotografía de moda con vanguardistas enfoques, sencillez, el uso agresivo del contraste en el blanco y negro, y el tratamiento de los retratados como objetos, se mostraría al mundo del arte a través de sus colaboraciones con Vogue, mucho antes de que la mencionada cabecera se convirtiera en la referencia indiscutible que es hoy.
Él mismo resumiría su estilo en una célebre frase, pronunciada en la apertura de su propio estudio en 1953: "Fotografiar un pastel también puede ser arte". Fue aquélla la principal característica de su estilo: la sencillez del "menos es más". Fotografió colillas, botes de cosméticos, botellas. Todo podía ser arte.
En su obra de madurez se alejaría de la influencia del surrealismo y la vanguardia al estilo de Dalí que imperó en la fotografía de moda hasta los años cuarenta para presentar imágenes impactantes en su sencillez, modelos sobre fondos inmaculadamente blancos. Fue un cambio sustancial que luego otros maestros, como Avedon, convertirían en algo habitual.
A Penn se le ha criticado por llevar hasta el límite aquel enfoque tan centrado en mostrar a la persona descontextualizada.
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